Son muchas las preguntas que nos llegan relacionadas con el Aceite de Coco y el Alzheimer. Muchas personas se aventuran a suministrar Aceite de Coco a los enfermos de esta horrible enfermedad sin comprender exactamente qué es lo que están haciendo y porqué. Es importante comprender que el Aceite de Coco es un alimento magnífico pero que no tiene efectos milagrosos. Si el Aceite de Coco funciona bien como suplemento para los enfermos de Alzhemimer no es algo milagroso, sino científico, y como cualquier solución científica hay que comprenderla para aplicarla bien.
Ya hemos comentado en otras entradas que el Aceite de Coco es una grasa saturada que tiene la virtud de metabolizarse en energía en el hígado. La conversión de grasa en energía produce unos elementos llamados cuerpos cetónicos. Estos cuerpos cetónicos pueden ser usados por algunos órganos del cuerpo humano como el corazón o el cerebro para conseguir energía y aquellos que no se utilizan son desechados por la orina. Habitualmente, para crear cuerpos cetónicos hay que entrar en un estado llamado cetosis, que se produce cuando se priva al organismo de azúcar y de los alimentos que producen azúcar al ser digeridos, principalmente los hidratos de carbono. Al no tener glucosa disponible, el organismo entra en cetosis y comienza a utilizar la grasa como combustible, produciendo los cuerpos cetónicos.
Pues bien, el cerebro de los enfermos de Alzheimer tiene dificultad para utilizar la glucosa como combustible. Por ello, si reducimos al máximo el aporte de alimentos que producen glucosa y potenciamos los alimentos que nos van a hacer producir cuerpos cetónicos, le damos al cerebro un combustible alternativo que sí puede utilizar con normalidad y es por ello que se cree que los enfermos mejoran o al menos dejan de empeorar. Sus cerebros vuelven a estar provistos de la energía necesaria que necesitan para funcionar.
Por ello, tomar Aceite de Coco no es suficiente para que este mecanismo funcione. Además de potenciar la dieta con Aceite de Coco es necesario reducir al máximo la ingesta de alimentos y bebidas que contengan hidratos de carbono. Son estos alimentos los que se metabolizan en glucosa de manera más sencilla y rápida y son los que tenemos que evitar. En general, todas las harinas, pastas, féculas, azúcares, alcoholes y demás alimentos que tengan un contenido más que testimonial de hidratos de carbono.
Al ingerir hidratos de carbono, estos se descomponen en el estómago de manera inmediata en dos glúcidos: fructosa y glucosa, elevando por tanto nuestro nivel de glucosa en sangre y proporcionando energía inmediata a cualquier parte del cuerpo. Nuestro objetivo, por lo tanto, debe ser restringir este aporte energético y forzar a que el organismo utilice las grasas como combustible para aportar la energía necesaria a los distintos órganos. Si, en ese momento, ingerimos habitualmente Aceite de Coco, será más sencillo para el organismo hacer este cambio de combustible mediante el proceso denominado cetosis que hemos comentado antes.
La única excepción a esta regla son los enfermos de diabetes. Si bien las personas normales no tienen problema en deshacerse del exceso de cuerpos cetónicos que se producen en la cetosis y de equilibrar el pH de la sangre, los enfermos de diabetes no pueden realizar estas dos tareas con tanta facilidad y entran fácilmente en un estado llamado cetoacidósis ácida que es peligroso para la salud. Por ello, si el enfermo de Alzheimer al que quieren ayudar con esta terapia suministrándole Aceite de Coco es, además, enfermo de diabetes, deben evitar provocarle la cetosis y deben consultar con su médico antes de comenzar a aplicar este tipo de dieta.