Existe una amplia gama de estudios e investigaciones con respecto a la relación existente entre la nutrición de la madre embarazada y los nutrientes que llegan a su feto. La mayor parte de estos estudios concluyen que el entorno en el que se desarrolla el feto en el vientre materno puede afectar a la salud del bebé a largo plazo, produciendo incluso el desarrollo de patologías de todo tipo, desde autismo a alergias, pasando por asma o cualquier otra condición crónica.
El Aceite de Coco proporciona a las madres embarazadas nutrientes esenciales que juegan un papel importantísimo en el organismo, permitiendo que una serie de nutrientes esenciales fluyan hasta el feto y contribuyan no solo a su crecimiento y desarrollo, sino también a su protección. Estos efectos son notorios no sólo en el feto, sino también en el neonato. Los ácidos grasos presentes en el Aceite de Coco protegen a fetos y los bebés de enfermedades, virus como el herpes o el VIH, protozoos como el Giardia Lamblia y bacterias como la Chlamydia o el Helicobacter.
Por su parte, la leche materna contiene aproximadamente un 50% de grasas saturadas, un 35% de insaturadas y un 15% de polinsaturadas. El Ácido Laúrico y el Ácido Cáprico están presentes aproximadamente en un 20% del total de grasas saturadas de la leche materna. Con sus potentes propiedades antivíricas, antimicrobiana y fungicidas, el Ácido Laúrico tan sólo está presente de manera significativa en otro alimento en mundo: el Aceite de Coco Virgen.
Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition ha demostrado que las madres lactantes que toman Aceite de Coco como parte de su dieta tienen mayores cantidades de Ácido Laúrico y Ácido Cáprico en su leche. Estos ácidos grasos son fáciles de absorber y utilizar por el sistema digestivo de los recién nacidos. El Ácido Laúrico, como parte de la leche materna -o incluso como ingrediente de la leche preparada para bebés- proporciona a los lactantes energía en forma de ácidos grasos de cadena media, que les ayudan a desarrollarse y crecer de manera apropiada.
La importancia de los ácidos grasos de cadena media (C8 a C14) en la nutrición humana está fuera de toda duda, pues estudio tras estudio avala los beneficios de la ingesta continuada de estas grasas saturadas y ahora vemos como los deportistas comienzan a tomar todo tipo de suplementos que incluyen MCTs (Medium Chain Triglycerides – Triglicéridos de cadena media).
De acuerdo con los últimos estudios, cuando las madres lactantes añaden Aceite de Coco a su dieta habitual, el Ácido Laúrico multiplica por tres su presencia en la leche materna y el Ácido Cáprico la multiplica por dos. Una ingesta de Aceite de Coco puede afectar positivamente la composición de la leche materna por hasta tres días, ocurriendo el máximo incremento de los MCTs durante las primeras 10 horas después de la ingesta. Este dato demuestra que la dieta de la madre tiene efecto directo sobre la leche que genera y probablemente sobre los nutrientes que le pasa al feto cuando está embarazada.
Por si esto fuese poco, los estudios han demostrado que las madres que han tomado ácidos grasos de cadena media (como el Aceite de Coco) durante el embarazo han tenido mucha más facilidad para eliminar la grasa acumulada durante el embarazo después del parto. Todo apunta a que los depósitos de grasas saturadas de cadena larga que han acumulado las madres que han seguido con su nutrición habitual son más difíciles de romper por el organismo y por ello a estas madres les ha costado más trabajo deshacerse de los kilos que han ganado durante el embarazo.
De manera que si está embarazada o en periodo de lactancia, o conoce a alguien que lo esté, no lo dude ni un minuto: el Aceite de Coco Virgen es uno de los mejores alimentos que puede consumir para fortalecer su salud y la de su bebé. ¡Quizás un bote de Aceite de Coco Virgen Ecológico sea un buen regalo para el recién nacido y su madre!