Ok, ahora ya sabes que el Aceite de Coco Virgen es un elemento que necesitas en tu vida: te produce efectos beneficiosos y nutritivos cuando lo consumes, te arregla el cabello, te hidrata la piel y un sinfín más de aplicaciones que sabes que son de máximo interés, pero… ¿Cómo sabes qué marca comprar o cual variedad escoger?
El Aceite de Coco que promocionamos en esta web es Aceite de Coco Virgen extraído en frío, seguro que eso ya lo sabías, y el motivo es que este tipo de extracción, sin temperatura ni productos químicos, no altera las estupendas propiedades de este producto milenario. Sin embargo, existen muchas marcas que dicen cumplir estos requisitos, de modo que probablemente te estés preguntando ¿Cuál debes comprar?
Nosotros pensamos que a igualdad de condiciones, o sea, con las mismas características, el Aceite de Coco más beneficioso para todos los consumidores es el que ayuda a todas las personas. Y es ahí donde radica la principal diferencia entre unos fabricantes y otros como veremos a continuación.
Hace ya algunos años realizamos un estudio comparativo de diversas marcas de Aceite de Coco Virgen. De todas las marcas que probamos, la que nos gustó más fue Coconoil, y lo cierto es que hemos realizado un seguimiento de esta empresa desde entonces hasta hoy, y lo que hemos aprendido de ellos no ha dejado de sorprendernos, pues además de un producto de altísima calidad, aportan una magnífica labor social.
Mientras que algunos fabricantes compran la materia prima, el Aceite de Coco Virgen, en grandes contenedores a granel y luego la envasan en botes más pequeños en los países de destino para ahorrar costes de transporte principalmente, Coconoil es una de las pocas empresas que envasa en origen, y esto tiene mucho que ver con la filosofía de Garry Stiven, el fundador de Coconoil.
Garry, empresario retirado y habitual cooperante y voluntario internacional, se encontraba realizando labores humanitarias en Sri Lanka tras el terrible Tsunami de 2004 cuando comprendió que la mejor forma de ayudar a los damnificados no era llevar más dinero allí, sino brindarles una oportunidad de crear algo, aportar valor y venderlo en todo el mundo, no sólo durante el tiempo que durase la ayuda humanitaria, sino durante décadas, enseñándoles a comerciar y a generar riqueza local. En ese momento comprendió que el comercio existente de Aceite de Coco entre Sri Lanka y Europa y América era abusivo para los productores locales, abocados a cobrar sólo unos céntimos por cada kilo de materia prima, que viajaba en grandes barcos hasta el mundo occidental, donde era reenvasada en el país de destino antes de ser vendida a clientes finales por un precio muy superior del que los agricultores recibían.
De este modo, se producía la riqueza en el país de destino en lugar de en el país de origen, porque toda la industria alrededor del envasado se producía en países desarrollados e industrializados, mientras que el pobre agricultor y recolector se quedaba con las migajas del negocio, apenas unos céntimos por kilo. Garry calculó que si lograba que los pequeños agricultores se asociaran y crearan cooperativas que fuesen capaces de envasar en origen, los beneficios por el trabajo realizado crecerían más de un 100%, y con ese plan en mente puso de acuerdo a un gran número de agricultores, que invirtieron en una planta de producción para envasar el Aceite de Coco Virgen en su origen, en este caso Sri Lanka, generando valor y riqueza local y desarrollando el tejido industrial allí donde más falta hacía.
El hecho de que Coconoil se envase en su origen significa que se crean puestos de trabajo allí donde hacen falta, en el tercer mundo, tanto en la planta envasadora como en las industrias auxiliares, de fabricación de contenedores, de etiquetado y de transporte, entre otros.
Pero para nosotros, consumidores finales del producto, los beneficios también son importantes. Al realizarse el envasado en su origen, en su entorno natural de producción, la frescura, el aroma y el sabor son absolutamente naturales y reflejan la calidad del producto en su máximo esplendor.
Si estas razones no fuesen suficientes, hay un tercer factor a tener en cuenta a la hora de escoger un Aceite de Coco Virgen que se envase en origen como Coconoil: las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. En efecto, los países productores de Aceite de Coco, como Sri Lanka, disfrutan de climas tropicales, lo que hace que el Aceite de Coco Virgen se encuentre en estado líquido durante todo el año y resulte sencillo de envasar. Sin embargo, al llegar a países occidentales que disfrutan de clima continental, por ejemplo en Europa, Estados Unidos o Latinoamérica, el Aceite se solidifica, especialmente si ha viajado en barco. Por ello, en las plantas de envasado de estos países hay que recalentar el Aceite de Coco Virgen para que vuelva a estar líquido y de este modo poder envasarse en botes más pequeños, lo que produce toneladas de gases contaminantes que son expulsados a la atmósfera en la planta de envasado, algo que no es necesario cuando se envasa en origen.
Estos, en palabras del propio Garry Stiven, son los motivos por los que Coconoil envasa su Aceite de Coco en origen, lo que reduce enormemente sus márgenes comerciales, dado que el transporte es mucho más caro que el transporte a granel. Sin embargo, como siempre recuerda el propio Sr. Stiven, él no creó Coconoil pensando en los beneficios empresariales, sino pensando en cómo podía ayudar a las devastadas gentes de Sri Lanka después del Tsunami, y por ello, más de diez años después del Tsunami, Coconoil es la marca de Aceite de Coco preferida por las personas con conciencia social… y ¿porqué no decirlo?, también por un buen gusto por los productos frescos, de calidad y con unas magníficas propiedades.
Si quieres colaborar con la labor humanitaria de Garry Stiven, puedes hacerlo comprando los productos Coconoil, que están envasados en origen. Si prefieres hacer una donación, aquí tienes su página personal en la que recauda fondos para diversas zonas necesitadas.