En el año 2014, en todo el planeta había 382 millones de personas que padecían diabetes, lo que supone el 8,3% de la población adulta, y se prevé un aumento del 55% en dos décadas. Tan solo en Estados Unidos más de 26 millones de personas entre adultos y niños padecen diabetes y en España, el 13,8% de los adultos la sufren (y el 43% de estos desconocían que la padecían). Sin duda, estos datos son sencillamente espeluznantes.
A pesar de este panorama desalentador, cada vez más profesionales de la propia medicina, científicos y expertos de nutrición abogan por métodos mucho más saludables para atajar el gran problema de la diabetes, sin embargo y como era de esperar, las presiones de la industria farmacéutica difundiendo falacias y estudios manipulados sobre estas terapias alternativas, hacen que el gran público aún los desconozcan.
Existen numerosos estudios refrendados por un número creciente de profesionales de la medicina y nutrición, que hablan de las consecuencias positivas de llevar una alimentación en la que se reducen de forma drástica los hidratos de carbono, azúcares refinados y se potencie el consumo de proteínas y grasas de calidad, entre ellos el aceite de coco virgen. Entre los beneficios más importantes se encuentra el que puede revertir la diabetes tipo II.
Con todo esto, poco a poco la población comienza a entender que la diabetes de tipo II es un problema nutricional asociado al estilo de vida y a la dieta y que tiene como telón de fondo el problema del sobrepeso y la obesidad. Esto quiere decir que es posible revertir la situación sin necesidad de utilizar medicamentos que no hacen sino “ocultar” la enfermedad y debilitar nuestro sistema inmunitario (por no hablar de los problemas colaterales para nuestra salud que provocan estos fármacos).
Pero el poder del aceite de coco virgen no queda relegado únicamente a la diabetes tipo II o mellitus, sino que sus ácidos grasos de cadena media pueden mejorar la función cerebral en pacientes de diabetes tipo I, según un estudio llevado a cabo en 2009 en Estados Unidos y presentado en las 68ª Sesiones Científicas de la Asociación Americana de Diabetes de San Francisco (ver estudio completo).
Otros estudios apuntan incluso a que la enfermedad neurológica del Alzheimer podría clasificarse como una diabetes tipo III, debido a la importante incidencia de la glucosa en el desarrollo de esta enfermedad. Aquí, igualmente, el aceite de coco virgen juega un papel muy importante, como se puede comprobar en este artículo.
La realidad, por tanto, es que por fin estudios demuestran de forma convincente que el aceite de coco virgen puede ayudar a combatir la diabetes y otras enfermedades gracias al gran poder de sus ácidos grasos saturados, entre ellos, el ácido cáprico. Es por ello que es posible que en los próximos años veamos medicamentos de la tradicional industria farmacéutica incluyendo este triglicérido de cadena media como uno de sus ingredientes, por su gran poder regulador de los niveles de glucosa en sangre, algo esencial para las personas que padecen diabetes.
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