Hay una gran desinformación o información equivocada que gira en torno a la nutrición. En el centro de éste huracán de mentiras se encuentra muchas veces el Aceite de Coco. Falsos argumentos en contra de su consumo y beneficios con el único fin de desprestigiar a este superalimento.
Hoy, de nuevo vamos a explicar algunas de las propiedades del Aceite de Coco para derribar los falsos mitos que se le atribuyen a las grasas saturadas en general y al Aceite de Coco en particular.
Hace unos años se decidió culpar a las grasas saturadas de enfermedades asociadas con el corazón al considerar que el exceso de grasa era lo que provocaba este tipo de cardiopatías al elevar, supuestamente, los niveles de colesterol. Es cierto que la grasa saturada aumenta la cantidad de colesterol, pero el colesterol que eleva es exclusivamente el colesterol «bueno» o HDL, por lo que el Aceite de Coco incide positivamente sobre la colesterolemia y no al contrario. Gracias a su concentración de ácido laurico, el Aceite de Coco consigue incrementar los niveles de HDL y cambiar los de LDL por un subtipo más benigno, lo que disminuye considerablemente la posibilidad de contraer enfermedades cardiovasculares.
Otra de las acusaciones que la industria ha lanzado contra el Aceite de Coco es su relación con el aumento de los triglicéridos. Está más que demostrado que los triglicéridos elevados en sangre son consecuencia de la ingesta masiva de productos refinados como azúcares y harinas y no de la grasa saturada. El Aceite de Coco, al metabolizarse en energía eleva el metabolismo basal del cuerpo y reduce la tasa de triglicéridos, lo que favorece la pérdida de peso y la quema de grasas.
No te dejes engañar y conoce toda la verdad sobre el Aceite del Coco.